Hablamos en el pasado artículo de cómo nuestras creencias determinan la visión que tenemos del mundo, determinando nuestros comportamientos y cómo nos sentimos.

El psicoterapéuta estadounidense Albert Ellis habló largamente de las ideas persistentes que gobiernan nuestra respuestas emocionales y conductuales. Ellis la denominó «creencias irracionales».

Creo que podamos entender mejor a que me refiero hablando del poder de las creencias renombrándolas «creencias limitantes» (es importante decir que también hay creencias potenciadoras).

Las creencia no son di por si «buenas» o «malas». son la forma con la que nuestro cerebro trata de simplificar el complicado trabajo de procesar los estímulos externos. Con algunos «paradigmas» claves resulta mas ágil el proceso de valoración. Pero las simplificaciones pueden tener sus riesgos. En creer firmemente en estos «asunto base» perdemos la posibilidad conectada a la variabilidad. Es como si por haber encontrado una mazorca pútrida tirásemos la cosecha entera!

El poder de las creencias no viene desde su naturaleza, aun aparentemente tienen un poder intrínseco y es como si dirigieran nuestras vidas por sí solas. Pero, ¡todo esto es un velo ficticio!

Somos nosotros mismos que le damos ese poder al dejarlas funcionar sin conciencia y al no asumir que respondemos a ellas ciegamente.

Al observarlas y cuestionarla podemos caer en la cuenta de su “relatividad”, por ejemplo.

Las creencias no son absolutas, ya que son verdadera únicamente por las personas que las profesan.

La realidad es siempre relativa, dependiendo de la forma en la que se interpreta (por ejemplo si en mi vida he tenido tres malas experiencias en las relaciones interpersonales podría llegar a pensar “siempre fracaso en las relaciones” o “No le gusto a nadie”. En realidad lo que ha pasado es que no le has gustado a tres personas, no a todo el mundo).

Otras características de las creencias que es bueno considerar son:

temporalidad (todo cambia y las creencias que tenemos no deberían de hacer excepción.  ¿Son nuestras creencias flexibles y se transforman a lo largo de nuestra vida, o son rígidas y rigurosas?);

concatenación (las creencias se retroalimentan y refuerzan. Por ejemplo, si tengo la creencia de que “nunca tendré pareja” puede que a esté asociada a otra como “siempre estaré sol@” y si profundizamos un poco más podríamos detectar una tercera y más profunda creencia interna “no me merezco que me quieran”. De forma que prestamos atención a como una creencia puede otorgan energía a otra);

funcionalidad relativa (la creencia será limitadora o potencializadora según como lo necesitas. Es la necesidad que tenemos en éste momento lo que determina si la creencia nos limita o potencia. Os sea si lo que tratas hacer es protegerte o rehuir es muy probable que cojan fuerzas creencias limitantes, que tienen la función de bloquearte y hacerte permanecer en lo conocido);

 vínculo de lealtad (las creencias al establecerse en un contexto y con personas emocionalmente importantes pueden crear un vínculo de lealtad hacia ellas más allá de si creamos o no en ellas. Las seguimos porque coinciden con nuestra cultura, nuestra familia, etc. No existe un acto consciente de aceptación del contenido de la creencia, es decir, por lo que la creencia sostiene sino por donde proviene. Por sentido de pertenencia y para no “traicionar” el clan aceptamos introyectar su forma de interpretar el mundo y asumimos como nuestras sus creencias sin cuestionarlas);

profecía autocumplida (por la aceptación ciega que tenemos hacia nuestras creencias nos generamos experiencias para confirmar su veracidad y descartamos aquellas experiencias que podrían refutarlas).

 

¿como podemos quitar poder a estas influencias en nuestra vida?

el primer paso es RECONOCERLAS

para hacerlo hay que prestar atención al propio dialogo interno

¿Cómo hablo a mi mism@? ¿Que frases, comentarios, ideas surgen de forma repetitiva en mi mente?

A veces las creencias se asemejan a refranes personales o lemas «nunca logro terminar lo que empiezo»; «es que siempre actuo de forma torpe en situaciones publicas», etc..

Prestar especial cuidado con las frases formulada en términos absolutos: siempre, nunca, jamas..suelen esconder creencias potencialmente limitantes.

Un segundo paso, despues de haber tomado consciencia de mis creencias, es lo que podriamos definir «el juego del escéptico«

Observa tus creencias una a una y preguntate:

¿Que función tiene esta creencia en mi vida? ¿Me está ayudando o está limitando mi desarrollo? ¿He elegido personalmente esta creencia? ¿Me gusta? ¿Quiero seguir con ella?

Esta toma de consciencia te permitirá identificar con más claridad tu posición actual y los cambios necesarios para convertirte en la persona que deseas. 

En un próximo artículo te hablaré de los pasos que pueden facilitar la salida de la zona de confort y el camino hacia el cambio deseado..

Si quieres, hazme saber tu experiencia.

Un saludo sonriente, Daniela