Lentamente, sin darse apenas cuenta,
los copos se desprenden del vació.
Y, cada uno en su sitio,
van posando en la tierra sus pétalos helados.
Tan, suaves, tan quedos, tan despacio.
Lentamente, sin darse apenas cuenta
se extinguen, en el suelo,
devolviendo al Silencio lo que es suyo.


Rafael Redondo Barba