Los valores hacen referencia a la relación del ser humano con los demás, las cosas y uno mismo.
Podemos entender los valores como parámetros en función de los cuales evaluamos y ofrecemos sentidos a lo que experimentamos.
Esto nos permite identificar diferentes tipologías de los mismos (ej.: artístico/estético; político/ideológico; históricos; pedagógicos; científico/tecnológico; ético/moral[1]..)
Los valores son clave en nuestro desarrollo ya que representan un potente motor que nos impulsa a buscar en el medio los elementos para conseguirlos. Toda nuestra psique trabaja (consciente e inconscientemente) en función de estos subsistemas dinámicos de motivos.
Concretamente esto se traduce orientando las relaciones que tenemos con el entorno y con uno mismo. Dado que el ser humano puede lograr sus objetivos vitales en virtud de sus relaciones con los demás (a través de sus contactos comunicativo, de los roles adoptados, de la organización del tiempo llevada a cabo..), el estilo de vida elegido y los modelos relacionales adoptados no solo serán manifestación y expresión de la personalidad del sujeto, sino también premisa para su desarrollo.
¿Porque es importante dedicar un tiempo a la identificación de los valores que dirigen nuestra vida?
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Los valores vitales se refieren a conceptos centrales de nuestra vida (ej. Salud y enfermedad) determinando las decisiones que tomamos en todo estos ámbitos. Se traducen en ideas, pensamientos, emociones, actitudes y comportamientos.
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Conectan profundamente el individuo con el ambiente, ya que influyen en larga medida no solo en nuestra decisiones sino también en como reaccionemos a los acontecimientos y decisiones externas. Conocerlos nos permite ser más eficaz a la hora de perseguir nuestros objetivos o superar los obstáculos que se interponen en lograrlos (saber lo que más nos importa no permite definir estrategias de resolución alineadas con nuestros sentires más profundos además de poder identificar cuando las dificultades surgen de una incongruencia entre valores, permitiéndonos reformular los pasos a seguir de una forma más adecuada).
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Aun hagan referencias a aspectos externos, persiguen propósitos emocionales más profundos, vinculando el ámbito físico con lo psíquico y espiritual del ser.
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Conocer nuestro valores nos aporta confianza funcionando como ayuda para relacionarnos sanamente con nosotros mismo y con los demás.
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Considerar nuestros valores en la construcción de nuestro estilo de vida proporciona bienestar, autoestima y seguridad además de favorecer el éxito en la realización de nuestros propósitos.
Los valores no solo son personales, son también compartidos y pueden ser transmitidos.
Se forman a través de las experiencias vividas, de las influencias subidas y de la educación recibida.
Eso implica que no siempre podamos ser consciente de sus ascendentes en nuestra vida ya que podríamos haber asumidos algunos de forma impuesta no habiéndolo elegido consciente y líberamente.
Por todo esto dedicar un tiempo en identificar y reflexionar sobre mis valores ofrece la posibilidad de replantear su escala jerárquicas y sus presencia de forma más consciente. Ayudándonos en perseguir nuestros objetivos vitales con coherencia y alineando emociones, pensamiento y acciones.
Pegadito al sistema de valores que tenemos está el sistema de creencias.
te hablo de esto en el próximo articulo, clicca aqui para leerlo 🙂
[1] En una escala jerárquica los valores ético-moral están en la posición más elevada para motivar a la acción, ya que impulsan a relacionarse con lo que ofrece sentido a nuestra vida